Este artículo fue escrito originalmente por Justo Morao para la edición de enero de 2014 de la revista española de política Sesión de Control
El próximo 2 de febrero de 2014 se realizará la primera vuelta de los comicios presidenciales en el país centroamericano de El Salvador, donde batallarán cinco candidatos. Uno de ellos ha lanzado un spot electoral muy interesante por su contenido inusual.
Norman Quijano, candidato presidencial por el partido salvadoreño Arena, ha difundido un spot electoral muy inusual que ha sido muy criticado por sus contrincantes políticos y le ha parecido extraño a la población.
Se trata de un spot corto donde se muestra al candidato comentando uno de los problemas más duros y complejos que vive la sociedad de ese país como lo es la inseguridad ciudadana. Las pandillas delictivas o “maras”, como son llamadas, han sido responsables de los inmensos porcentajes de violencia social y de muerte que han seguido en ascenso por más de tres décadas.
Lo curioso del spot es que el candidato luce llorando, mencionando la posibilidad real de acabar con el flagelo social de las “maras” y que él es el único capaz de hacerlo. Esto lo realiza dando un mensaje directo a los electores utilizando el recurso del primer plano cinematográfico, sin sonidos ni música de fondo, sólo su imagen y su voz.
La utilización del silencio como recurso sonoro por oposición hace resaltar el dramatismo del mensaje que quiere ser transmitido, pero la carencia de una cortina musical puede ser un arma de doble filo. La utilización de la música puede retocar la imagen de un candidato y su mensaje, otorgándole un aire de simpatía o solemnidad, de seriedad o elegancia.
Con el silencio tenemos una imagen seca y un mensaje totalmente crudo, la atención se centra en la imagen visual, en cómo luce el candidato y cómo se oyen sus palabras. O dicho de otro modo, el candidato está solo, sin efectos especiales; y la buena o mala acogida del mensaje y el efecto que éste genere dependerá de la simpatía personal y la sinceridad de sus palabras en cámara.
La trayectoria política y la congruencia de sus actuaciones políticas influirán sobre la interpretación del mensaje por parte del electorado. Un mensaje crudo, sin música y sin adornos visuales, resultará eficaz y exitoso si su receptor conoce previamente la vida política del candidato, su sinceridad y sus intenciones. En caso contrario, sería interpretado como una mera actuación malintencionada, momentánea y ventajista.
En el caso de Luis Herrera Campíns, en los comicios de Venezuela de 1978, su serie de spots de mensajes crudos, sin música, resaltaron su seriedad y su personalidad de hombre de carácter humilde y cercano a los sectores populares; sin duda le daría el triunfo presidencial.
Por el contrario, Claudio Fermín utilizó también está técnica publicitaria para uno de sus spots en los comicios presidenciales de Venezuela de 1993, cuyo efecto fue percibido por la audiencia como muy chocante, invasivo y poco sincero.
En artículos anteriores se ha comentado la nueva tendencia Latinoamericana sobre el uso de las canciones de campaña para despertar el interés de la audiencia simpatizante sobre la figura de su líder o candidato político. Tal tendencia ha crecido en su uso con respecto a la herramienta publicitaria del jingle, que sólo está referido a una rima resonante corta, que ha sido sustituido por una canción completa con versos y estribillo.
Mientras que en Norteamérica ha mermado el uso de la canción de campaña como eje central de la imagen sonora de un candidato, que desde los cincuenta fue fundamental en todas las campañas electorales, ya desde finales de los setenta no se utiliza, con excepción de la campaña de Barack Obama de 2008, con la canción «Yes, we can» producida por Will.I.Am.
En cambio, este tipo de publicidad sonora electoral de estilo norteamericano fue introducida por los asesores Joseph Napolitan y Bob Squire en una contundente campaña de 1973 en Venezuela y de allí partió para toda América Latina, acentuándose y modernizándose aún más a finales de la primera y principios de la segunda década del 2000 en las campañas de José «Pepe» Mujica del Uruguay, Hugo Chávez y Capriles Radonski de Venezuela; y Rafael Correa del Ecuador, entre otros.
Así encontramos como ejemplo reciente «Yo quiero», la canción oficial de la campaña 2013 de Michelle Bachelet, escrita y producida por la dupla «Miranda & Tobar» exitosos compositores de música para cine y publicidad, e interpretada por la talentosa cantante chilena Daniela Jordán.
«Yo Quiero» – Canción de Campaña de Michelle Bachelet (2013)
El equipo de campaña de Michelle Bachelet, candidata presidencial de Chile que se enfrentará a ocho candidatos con sus coaliciones en una contienda electoral pautada para el domingo 17 de noviembre de 2013, ha lanzado al aire un spot electoral que contiene elementos muy interesantes.
Se muestra la filosofía de su coalición política «Nueva Mayoría» la cual intenta transmitir un mensaje electoral inclusivo mediante dibujos animados que simbolizan la presencia de todos los sectores de la vida nacional en su propuesta electoral.
La ventaja de utilizar este tipo de diseño simbólico es que hace conexión inmediata con el receptor del mensaje electoral, sin importar la edad o el sexo. Estos dibujos animados de última generación, computarizados, tipo infográficos, destacan la modernidad que también se desea presentar en el mensaje, es decir, un Chile moderno.
Igualmente, el mensaje contiene música moderna muy bien sincronizada con la imagen, con guitarras estilo rock y un ritmo que se fusiona con algún elemento percusivo que remite a su folclor, exactamente lo que se quiere transmitir, un país inclusivo que toma muchos elementos de la gente y sus regiones; y saca lo mejor de ello. No contiene jingles, ni cantos alusivos a la propuesta, la música funciona entonces como un conector de transiciones que destaca aún más el mensaje visual.
Asimismo, la «M» de Michelle siempre está presente, para vincular el sentimiento esperanzador que pueda producir el spot con el elemento que induce a recordar el nombre del candidato y a su coalición.
Aunque el spot está diseñado para ser entendido por todos, parecería estar dirigido a un público muy sofisticado al cual le parezca atractivo un mensaje más abstracto. Generalmente los spots electorales contienen mensajes dirigidos, hablados, cantados, con la imagen del candidato, que facilitan aún más el recuerdo y los issues de campaña a la población menos educada (que tiende a ser la mayoría). Sin embargo, pienso que este spot será uno de muchos que estarán en la campaña para tratar de calar en diferentes segmentos de la población.
A continuación: «M» de Michelle, «M» de Mayoría, Chile de Todos.
Este artículo fue escrito originalmente por Justo Morao para la edición de marzo de 2013 de la revista española de política Sesión de Control
La canción política ha sido excelente compañera del espíritu social de cambio en momentos históricos de gran importancia, dejando un testimonio invaluable sobre su significado en la cultura humana. Este tipo de expresión se ha manifestado en tiempos de gran tribulación y ha servido para fomentar la unión, dando inspiración compartida en la búsqueda del bien común o en el logro de una causa, como también, esperanza en el anhelo y consuelo en la resignación. La música, como modo de expresión, ha invocado la admiración de un pueblo hacia su líder, ha estado presente en los campos de batalla en medio de conflictos bélicos o ha servido, también, para mantener la moral en alto ante los sacrificios producidos por los desafíos de cada época.
Entre muchos ejemplos, se puede apreciar la Carmagnole o Carmañola Francesa, canción popular anónima de la Revolución Francesa que exaltaba la rebelión, que, junto a otras, bien pudo haber influenciado el estilo de la canción patriótica latinoamericana de finales del siglo XVIII y principios del XIX, entonadas clandestina y públicamente por grupos insurgentes de tendencia independentistas. Muchas de estas piezas musicales fueron de autor anónimo, sin embargo, en Venezuela se destacaron compositores como Lino Gallardo, Juan José Landaeta, José María Isaza, Juan Francisco Meserón, entre muchos otros, que bien apoyaron la causa política y al mismo Libertador Simón Bolívar con sus versos y canciones, a tal punto que algunos serían perseguidos por ello.
Hechos similares ocurrieron en la Guerra Civil Norteamericana, donde este tipo de canción otorgaba entusiasmo, valor y fuerza moral a los soldados y civiles que protagonizaban los sangrientos eventos entre el norte y el sur que buscaban definir el alma de un país entero. Al igual que en Francia y Suramérica, muchas de estas piezas salían espontáneamente de las propias tropas, sin embargo, compositores como Jesse Hutchinson con su “Lincoln and Liberty”, o Julia Ward Howe con “The Battle Hymn of the Republic”, entre otros, honraron el sentimiento popular de aquellos tiempos difíciles.
“Lincoln and Liberty” por Jesse Hutchinson (1860)
Ya entrado el siglo XX, las canciones partidista y patrióticas fueron utilizadas con el mismo ánimo, pero con propósitos más siniestros. El fascismo y el nazismo entonaron sus cánticos basados en historias antiguas, épicas e ilusorias, para fortalecer la irracionalidad de las tropas bajo su mando, junto con su maquinaria de guerra, antes y después de ir al frente de batalla, donde arrasaban con sus enemigos ideológicos. Asimismo, la resistencia europea, pudo cantar, entre otras tonadas, la “canción del partisano” que representaba un código moral o himno entre los muchos grupos insurgentes en los países ocupados, la cual, al ser escuchada, proporcionaba fuerza espiritual y esperanza para seguir combatiendo contra el gigante militar que les atacaba.
El tiempo de paz transforma la canción patriótica en canción electoral
En el desarrollo de la comunicación política moderna en Norteamérica, a partir de la segunda mitad del siglo XX, las campañas electorales fueron abandonando los mensajes ideológico-partidistas y comenzaron a transitar por el sendero de la exaltación de la imagen política de los candidatos. Este fenómeno fue ocasionado por las contradicciones nacidas entre las nuevas generaciones de votantes que, decepcionados por diferentes periodos de políticas desacertadas y de crisis económica, fueron desligándose de las lealtades partidistas, aferrándose aún más a los temas de campaña como también a las nuevas caras de los candidatos, creando una relación aún más personal con la política.
La incipiente tecnología en las telecomunicaciones del momento ofrecía la posibilidad de reintroducir el tipo de tonada que elevara la emoción del votante en tiempos electorales de una manera más atractiva, por supuesto, en otras condiciones y con la tranquilidad que brindaba el tiempo de paz. El estudio y desarrollo de la eficacia del mensaje publicitario bien pudo tomar la tradición de la canción patriótica y transformar su intención principal en lo que hoy se conoce como jingle electoral, bien musicalizado, cantado y de corta duración, pero que llevara la esencia de un mensaje entusiasta, tal como los primeros compuestos para las campañas de Eisenhower o Kennedy, que exaltaban la personalidad y hacían resonar los nombres de los candidatos. Estos tuvieron como finalidad crear empatía dentro de un sentimiento fraternal y dar sentido de pertenencia entre los votantes hacia la imagen de un líder político, como en tiempos antiguos.
Una vez que se introdujo la manera norteamericana de hacer campañas en Latinoamérica, como fue la del innovador Carlos Andrés Pérez en Venezuela, en 1973, este tipo de herramienta musical publicitaria tomó estilo propio hasta llegar a convertirse en un importante elemento estratégico de imagen electoral. Asimismo, el jingle como herramienta musical, mientras ha ido desapareciendo de la vanguardia publicitaria electoral norteamericana, quedando relegado solamente a música instrumental de fondo de estilo cinematográfico que acompaña el mensaje electoral de radio o la imagen del spot televisivo, en Suramérica, destacándose el hecho que tales sistemas electorales son esencialmente presidencialistas, se ha acentuado tanto la exaltación del candidato a través de la música que la producción de extensos arreglos musicales ha ido sustituyendo a los jingles de corta duración, para ser convertidos en canciones de campaña, siendo parte fundamental de la imagen del candidato de hoy.
En los países latinoamericanos, la música, el ritmo y el verso siempre tuvieron gran relevancia dentro de la cultura y la política, inclusive desde el periodo colonial, pero fue el avance de los medios de comunicación y el desarrollo publicitario electoral norteamericano más reciente el que marcó el nuevo rumbo e hizo renacer tal tradición musical con matices más modernos y estimulantes en formato de canciones de campaña. Tales piezas pueden potenciar el carisma del candidato, reforzar su mensaje y rejuvenecer su imagen.
Canciones de Campaña de Candidatos Latinoamericanos de los últimos años.
Frente Amplio Progresista – José Pepe Mujica (Uruguay)
Soy Chávez de Corazón – Hugo Chávez (Venezuela)
Hay un camino – Henrique Capriles Radonski (Venezuela)
Ya tenemos Presidente, tenemos a Rafael – Rafael Correa (Ecuador)
Para las elecciones presidenciales del 7 de octubre 2012, el Consejo Nacional Electoral (CNE) venezolano, difundió algunas piezas publicitarias con varias semanas de anticipación que invitaban a ejercer el derecho ciudadano del voto. Tales piezas motivaban esta iniciativa a través de las imágenes de personas cantando o tocando instrumentos musicales, con una actitud de alegría y entusiasmo.
Ahora bien, para los comicios del 14 de abril del 2013, el órgano electoral ha difundido una pieza publicitaria a escasos días de la fecha comicial. Sin embargo, este anuncio no posee la misma energía que sus predecesores, es decir, la carga emotiva que lleva es totalmente opuesta a la energía y el entusiasmo de otros tiempo, es una carga lúgubre y melancólica.
En este mensaje se puede observar cierta pesadumbre en los rostros y la actitud de los personajes que son mostrados, nadie sonríe y más bien muestran signos de gran preocupación y seriedad. Asimismo, la música, a pesar de tener un ritmo muy folklórico de tambores y de ser interpretada por una excelente voz femenina, refleja una especie de lamento o desolación, que se percibe también por las tonalidades menores en que se desarrolla y se mantiene la armonía y la melodía de la pieza.
Las tonalidades musicales menores se utilizan mayormente en piezas que denotan tristeza, melancolía o lamentos. Comparando el último spot «Soy» de 2013 con el spot «Calipso» de 2012, ambos del CNE, se pueden no sólo observar diferencias en el ánimo rítmico y tonal de las piezas, sino que sus personajes también muestran actitudes muy diferentes; unos sonríen, bailan y cantan en uno y en el otro sus miradas denotan tristeza. El que es entusiasta expresa en sus versos el llamado al voto, mientras que el otro menciona una frase seca a manera de orden: vota.
En el desarrollo de esta campaña electoral emergente de 2013, la actitud y la estrategia oficialista ha sido el mantener un estado melancólico, de pesar y luto en la población para sacar ventaja electoral utilizando la figura del difunto Presidente Hugo Chávez. No sería extraño entonces que se quiera propiciar ese estado anímico a través de las instituciones públicas para mantener la lealtad y el deber moral de votar por quien han llamado el «comandante de la revolución» y así ejercer una especie de control sentimental sobre el voto.
Existe un grupo de votantes que sin duda alguna irán a ejercer su derecho al voto por convicción propia o por simpatías partidistas arraigadas. Hay otro grupo que podría ser influenciado totalmente. Como se ha mencionado en reiteradas ocasiones sobre este tema, esta clase de spot publicitario puede generar un conflicto de doble mensaje en cuanto a su interpretación, porque ordena una acción determinada pero, a la vez, no se impulsa el entusiasmo en la necesidad de llevar a cabo tal acción, ello debido a los elementos inconscientes que pueden ser percibidos por la audiencia, en este caso la música podría generar tal contradicción y podría fomentar el desánimo para ir a votar en el receptor con tendencia abstencionista.
Buenas preguntas sobre este análisis serían:
¿Con este spot publicitario realmente se quiere incentivar el voto sobre aquel sector que aún tiene dudas sobre salir a votar, el cual podría marcar una contundente diferencia en la balanza electoral?
¿Pudo haber sido un error de producción al momento de la edición, en la escogencia de las imágenes y el montaje de la música del spot, donde no se anticiparon los posibles efectos negativos sobre el mensaje que intenta promover el voto?
¿Más allá de alentar al ciudadano a ejercer su derecho al voto, produciría este spot una percepción de desesperanza o suspicacia en la institución del voto reflejado en las posibles contradicciones que puedan suscitarse inconscientemente debido a las imágenes y a la música con respecto al mensaje que se intenta promover?
Se muestra a continuación ambos spots publicitario, «Soy» y «Calipso», que tienen la finalidad de promover el ejercicio ciudadano del voto, para que el lector saque sus propias conclusiones.
El 22 de marzo de 2013, el candidato presidencial venezolano Nicolás Maduro, quién constitucionalmente quedó encargado luego del fallecimiento del Presidente Hugo Chávez, anuncia su canción de campaña como parte de su imagen política en la estrategia publicitaria de menos de treinta días antes de los comicios.
Como es público y notorio, el candidato Maduro ha basado su fugaz campaña en una imagen que no es la suya propia, es decir, ha tomado «prestada» la imagen del difunto Presidente Chávez en una especie de endorsement publicitario póstumo, que lo impulsa de una manera contundente a nivel mediático.
A pocos días de la muerte del Presidente Chávez, la estrategia pretende conectar y capitalizar el voto oficialista a través del estado emocional de la nostalgia y la melancolía causada por el dolor y la ausencia del líder oficialista entre sus simpatizantes. Esto debido a una orden expresa que el mismo Chávez dio a su militancia en caso de falta física en diciembre de 2012, recomendando a Maduro para el cargo presidencial.
Asimismo, la publicidad de Maduro ha estado fundamentada en la reiteración tanto de la imagen visual de Chávez en toda la gráfica del nuevo candidato, como también en el aspecto sonoro al incluir la voz del fallecido presidente, mensaje y versos finales, en una canción de campaña compuesta por Hany Kauam, Omar Enrique y Los Cadillacs con la finalidad de amarrar el sentimiento de pérdida y hacerlo perpetuo, obteniéndose así ventajas y ganancias electorales.
La nueva canción electoral contiene elementos ya escuchados en los spots de campaña de Hugo Chávez en el 2012, es decir, podría decirse que son variaciones temáticas que contiene los estilos del reggae de «Soy Chávez de Corazón» y el sabor urbano de «Chavez Corazón del Pueblo», ambas fusionadas en una sola pieza. Tiene el mismo estilo de sonido en la percusión y metales, trompetas, saxos, trombones. Igualmente, el mismo tipo de verso y estribillo, con la única diferencia que se incluyeron las últimas palabras pronunciadas públicamente por el difunto Presidente Chávez, lo cual causa gran impacto sobre la audiencia. Esta estrategia logra dar una continuidad, es decir, es una campaña electoral prolongada de Hugo Chávez después de su muerte, hecho único en tiempos de aparente democracia en Venezuela, que deja a Maduro afuera como un simple cobrador o representante a la espera de una sucesión ficticia.
A continuación se observa la Canción Electoral de Maduro y luego los spots de Chávez, para que puedan ser comparados.
El presidente Rafael Correa, también candidato presidencial para las elecciones de la República del Ecuador en 2013, ha difundido un spot electoral muy sencillo pero, al mismo tiempo, de gran contundencia.
La trama (storyline) del spot muestra que después de sus deberes presidenciales, el presidente Correa se quita su banda y su traje para tomar una bicicleta y recorrer los rincones del país como cualquier otro ciudadano. Desde una perspectiva simbólica podemos apreciar lo siguiente:
La historia transcurre en paz y tranquilidad, sin confrontaciones ni imágenes formales en el ejercicio de su cargo presidencial.
Algo que se destaca es que el candidato hace el recorrido en solitario, sin multitudes como se presenta en otros spots de su campaña. Esto representa seguridad, es decir, el hecho que el primer mandatario haga un recorrido solo a través del país muestra que hay una garantía de seguridad tanto física, para él y los ciudadanos, como mental en un plano de tranquilidad. Asimismo, lleva implícito la promoción del uso de la bicicleta como transporte y actividad recreativa.
La voz en off, del mismo candidato, representa un viaje introspectivo, es una conversación consigo mismo, de sus logros y satisfacciones. Resulta muy refrescante para la audiencia ver un spot donde se ve el candidato en un plano más íntimo. Es decir, otorga un dramatismo que proviene del sentimiento, más que de la acción.
El spot refleja energía y juventud. Luego de sus labores y ocupaciones de su demandante cargo, el candidato aún tiene el ánimo de salir a recorrer su país. Esto puede ser percibido por la audiencia como que el candidato siente alegría por lo que hace, motivación por sus convicciones y satisfacción por el esfuerzo de su trabajo. El símbolo de la bicicleta se traduce en «libertad», de llegar a rincones más inaccesibles y en poder interactuar con la gente de un modo más cercano.
La música folklórica que funciona como conector de imágenes, que otorga congruencia a la secuencia entera, brinda un ambiente nostálgico lleno de tranquila, asimismo promueve el nacionalismo que siempre ha caracterizado su campaña. Se deja a un lado el primer lema «Ya tenemos Presidente, tenemos a Rafael», que sugiere más acción y ritmo, sustituyéndose por un tema de fondo que produce en el spot una energía más emotiva y más trascendente, la fe en el logro.
A continuación, se aprecia el excelente spot electoral «Bicicleta» de Rafael Correa.
El candidato independiente Norman Wray, ex-asambleísta constituyente y ex-concejal metropolitano de Quito que participa en las elecciones presidenciales de 2013 en la República del Ecuador, presenta una serie de spots electorales con características muy particulares.
Se muestra una imagen de gran calidad del candidato ejecutando una línea de «blues» con un instrumento musical, la armónica; luego de unos segundos, sobre ese mismo fondo musical, hace comentarios informales, pero de gran importancia social. Lo interesante es que cada uno de estos spots duran sólo unos pocos segundos, quizás para reducir costos de fondos de una campaña independiente, pero a su vez contienen elementos muy novedosos que se destacan sobre el spot electoral tradicional:
Estan producidos en estudio de televisión con iluminación media y fondo visual uniforme y texturizado, bajo un estilo de spot comercial.
Es un mensaje directo del candidato que no remite a issues o tema de campaña, sino que hace afirmaciones morales (statements) sobre la dignidad humana y ciudadana, tratándose de adentrar en un plano más reflexivo.
Aunque estamos en presencia del primer plano, el candidato no habla directamente al elector, lo hace como si se tratara de un testimonial.
El estilo de spot en blanco y negro es inusual en la era del color. Este tipo de imagen representa una especie de plano dimensional interno que bien pudiera dramatizar aún más la reflexión en un campo inconsciente, donde quiere llegar el candidato con su mensaje.
La música de fondo, sin grandes armonías, ni arreglos musicales, contribuye a esa estética minimalista y moderna que se pretende transmitir.
Dichos spots están dirigidos a un target muy específico, son muy modernos, urbanos y juveniles. La segmentación del mensaje está diseñada muy especialmente para los jóvenes y adultos profesionales de ambientes urbanos.
El mensaje puede ser muy sofisticado, lo que para una masa de electores que usualmente esperan promesas concretas pudiera tornarse muy abstracto.
Este tipo de spot sólo contribuye a moldear la imagen y dar una idea del estilo de la personalidad del candidato en la mente de la audiencia.
A continuación: Norman Wray – «Futuro» y «Respeto», ambos spots realizados por el cineasta ecuatoriano Sebastian Cordero.
Ya se desarrolla la campaña electoral de la República del Ecuador para los comicios del 17 de febrero de 2013, en su primera vuelta. Para ello se ha destinado un lapso de 42 días de promoción y publicidad de los candidatos que se disputan la presidencia en dicha contienda.
Muchas críticas y contradicciones han surgido entre los candidatos participantes, acerca de lo dispareja en que puede estar dicha contienda, muchos señalan que existe un gran ventajismo por parte del candidato a la reelección Rafael Correa que destina grandes cantidades de fondos públicos para producir publicidad electoral gráfica, de radio y televisión, mientras que los demás se tienen que conformar con hacer campañas más austeras ejerciendo el «puerta a puerta» y un contacto más cercano con sus electores. Se comenta también que las autoridades del CNE no regulan los tiempos ni los contenidos de las alocuciones presidenciales, pudiéndose confundir, en muchos casos, con proselitismo político; todo esto debido a que dichos candidatos aseguran que tales funcionarios sienten predilección por Correa.
En mundo moderno, la forma ideal para hacer campañas es equilibrar y compaginar los mensajes electorales que se transmiten por los medios de comunicación masiva junto con la presencia física del candidato en apariciones públicas. No existen fórmulas especiales para ambas modalidades, solamente las regulaciones de transmisión que cada ordenamiento jurídico imponga. A menos que no sea a través de noticieros y entrevistas especiales, la producción de spots televisivos y radiales son excesivamente costosos, porque implican la participación de profesionales de la publicidad, productores, editores, camarógrafos, músicos, etc., para obtener un producto final para promocionara un candidato, eso aunado al costo de las tarifas de transmisión que generalmente también son onerosas.
Este tiempo «Aire» en radio y televisión puede hacer la diferencia en que el mensaje, la imagen del candidato y sus temas de campaña se expandan y sean recordados y reconocidos por la población de un país entero, es un arma electoral poderosa. Por otro lado, cuando se carece de grandes recursos económicos, se recurre mayormente a la campaña de «Tierra», donde el candidato, con la ayuda de muchos voluntarios y simpatizante, realizan recorridos por un país entero para llevar la propuesta y el mensaje electoral.
El siguiente spot de Rafael Correa contiene elementos interesantes, muestra los logros de su gobierno con un toque de modernismo, además de un astuto juego de palabras como lema electoral: «ReElección es hacer ReEvolución». La música que lo acompaña acentúa el ánimo de modernidad que quiere lograrse en la mente del elector o simpatizante; se asemeja al estilo de «stock music» sin «jingle» que el Presidente Barack Obama utilizó en muchos de sus spots de campaña en el 2012.
Vemos la campaña de «Tierra» de algunos de los contenedores electorales: Lucio Gutiérrez, Álvaro Noboa y Guillermo Lasso.
En una feroz contienda electoral se juega la presidencia de la República del Ecuador el favorito Rafael Correa,quien pretende retomar las riendas del poder junto con su partido Alianza PAÍS, tras su muy posible reelección en el 2013.
Esta campaña electoral durará apenas cuarenta y dos días, del 4 de enero hasta el 15 de febrero de 2013, en la cual el actual presidente Correa se enfrentará contra el expresidente Lucio Gutiérrez, el magnate bananero Álvaro Noboa, el exbanquero Guillermo Lasso, el izquierdista Alberto Acosta, el pastor evangélico Nelson Zavala y los independientes Norman Wray y Mauricio Rodas.
Uno de los spots electorales de Correa, cuya melodía ha empezado a resonar mucho antes del propio período de campaña, es el que contiene la frase «Ya tenemos Presidente, tenemos a Rafael», que junto con «Patria para siempre», son los dos lemas publicitarios que componen su campaña.
Aunque el tema musical del spot se torna muy extenso, de muchas estrofas con rimas de dificultosa memorización en pocas audiciones, contiene a su vez elementos interesantes que comparte con otros spots electorales de la región latinoamericana. Dicha canción de campaña de apoyo a Correa contienen elementos de fusión musical, de instrumentación electrónica y moderna junto con elementos y ritmos étnicos propios de la música ecuatoriana, asimismo, el estribillo «Ya tenemos Presidente, tenemos a Rafael» se hace pegajoso al oído aunque las estrofas sean un poco más difíciles de aprender.
La nueva tendencia latinoamericana en los spots electorales es que muchos de los equipos de campaña están produciendo canciones de campaña que no son solo jingles (rima corta resonante), sino más bien canciones largas que combinan elementos étnicos del país con instrumentación moderna, guitarras eléctricas, sintetizadores y música electrónica, al igual que se enmarcan dentro de armonías de vanguardia, realzando así la imagen del candidato a un nivel moderno sin perder la esencia nacionalista. Esta tendencia se vio reflejada igualmente en las canciones de campaña de los candidatos venezolanos para los comicios del 2012, Henrique Capriles Radonski con «Esta aclarando la mañana en Venezuela» o «Hay un Camino, Algo bueno está pasando»; y en la publicidad de Hugo Chávez con «Chávez Corazón del Pueblo» y «Soy Chávez de Corazón», aunque estas últimas contienen más elementos musicales de estilo Pop internacional.
A continuación, se puede apreciar este intento de fusión musical en el spot electoral televisivo «Ya tenemos Presidente, tenemos a Rafael».