Propaganda e ideología política a través de dibujos animados

El dibujo animado ha sido un arte cinematográfico que encuentra el perfecto equilibrio entre la forma, el color y el humor, cuyas características principales son la representación simbólica ilimitada y el desafío constante a la lógica. Son precisamente estos elementos los que pueden causar gracia y entretenimiento siendo que la exageración es parte de su lenguaje.

Por tales recursos ilimitados a nivel comunicacional es que se hace más fácil transmitir mensajes, moralejas y compartir, manipular opiniones o fijar posición sobre un punto de vista determinado. La acción del lenguaje no-verbal puede permitir la comunicación primitiva con la audiencia, haciendo instantáneo la recepción del mensaje, aunque cada receptor, niño o adulto lo interpretará basado en su formación individual, predisposiciones y creencias.

Durante el período de la Segunda Guerra Mundial, los norteamericanos querían asegurarse que la ideología fascista no fuera malinterpretada por los ciudadanos estadounidense a causa de la manipulación que los nazis hacían de su forma de «vida ideal». Fue por ello que Hollywood se adelantó para tratar de influir en la mente del ciudadano común, con la intención de reforzar los valores norteamericanos, dar valor moral a las familias que mandaban a sus hijos a la guerra y prevenir desde temprana edad las malas influencias que el fascismo representaba en el mundo entero.

En 1943, Walt Disney produjo un cortometraje titulado «Education for Death: The Making of a Nazi»«Educación para muerte: Formación de un nazi» – basada en el libro homónimo de Gregor Zimmer, donde se narra la historia del nuevo hombre alemán que aspira Hitler. Se ridiculiza a la democracia en forma de bruja, que es derrotada por el «príncipe» Hitler que va al rescate de la «princesa» Alemania.

Igualmente, el corto muestra crudamente la sistematización de la pérdida de la inocencia de un niño, representada por Hans, su protagonista, al cual se le prohibe ser mimado por su madre; y su educación escolar tiene como meta erradicar todo rasgo de compasión y solidaridad con los débiles para sustituirlo por odio y arrogancia, que son los ideales que el régimen fascista exigía en esos tiempos.

Como fondo musical del filme se puede apreciar re-arreglos de la música de Richard Wagner, La Valkiria, acompañada con un toque de mickeymousing, que otorga un toque caricaturesco a Hitler, pero que puede dramatizar en ocasiones.

Se puede apreciar otro ejemplo de Propaganda, en este caso negativa, de una ya famosa pieza producida por los nazis en 1944 llamada «Nimbus Libéré». En esta macabra parodia aparece un locutor de radio (London) con rasgos judíos informando a la población francesa, a través de la radio, que ya los aliados están volando hacia Francia para liberarlos de los alemanes, resultando en el filme que son los norteamericanos quienes los bombardean y los destruyen. Este corto animado está diseñado para aterrorizar, confundir, destruir la confianza y aplastar el espíritu del pueblo francés.

De igual manera, luego de su primer filme anti-nazi del año anterior, Disney tuvo su revancha en 1943 con «Der Führer’s Face»La cara del Führer – donde el Pato Donald luego de una pesadilla absurda, de sacrificio e idolatría a la figura de un líder, despierta y se da cuenta que está en Norteamérica abrazando a la Estatua de la Libertad.

Desde el inicio de la guerra fria, se pudo apreciar la difusión de dibujos animados cuyos contenidos estaban referidos al modo de vida y filosofía de Estados Unidos y sus habitantes, haciendo comparaciones sobre conceptos económicos y sociales, el capitalismo y la libertad de un modo ameno y gracioso para el público más joven, pero portando un fuerte mensaje político. Uno de los clásicos en este estilo es «Make Mine Freedom» producida por el Departamento de Extensión del Harding College en 1948.

Ya más recientemente, gobiernos latinoamericanos como el de Hugo Chávez en Venezuela, desde 2012, han tomado en cuenta el impacto efectivo que este tipo de mensaje político o ideológico puede llegar a causar en la audiencia. Debido a la curiosidad y la expectativa que genera la trama en la animación, con sus efectos y colorido, el mensaje político puede irse filtrando lentamente. Una de las características principales de los dibujos animados es que no le causan aburrimiento a los niños y a los jóvenes al ser repetidos una y otra vez.

Los canales estatales de televisión han propiciado la idea, a través de dibujos animados, de que el ya fallecido presidente había cumplido un destino mesiánico en el plano terrenal y que ahora descansa entre otros héroes y personalidades de talla histórica.

Igualmente, en otro cortometraje, «Abril .02» que combina hechos de la vida real con animación, se cuenta una historia que transcurre paralela al que los expertos aún debaten como golpe de estado y vacío de poder, que ocurrió en Venezuela en el año 2002. Se crea un libreto (storyline) dramático que posiciona al presidente como un héroe de acción inspirado por la divinidad y el deber patriótico, mientras que sus captores son reflejados como villanos ambiciosos y poderosos donde se incluye a la iglesia, a la gente pudiente, a los empresarios y a los militares traidores. Todo esto para otorgar al héroe una pureza casi ingenua, que ha nacido para luchar por su pueblo.

Justo Morao

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Música sinfónica crea atmósfera emotiva alrededor de la figura de Hugo Chávez

El gobierno venezolano que preside Nicolás Maduro ha producido nuevamente en el mes de junio de 2013, uno de los muchos cortometrajes para homenajear a Hugo Chávez, los que habitualmente se realizan utilizando recursos del Estado. Tal pieza televisiva tiene una particularidad que llama mucho la atención y que merece un comentario.

En este cortometraje, difundido en cadena nacional de radio y televisión, se utilizó el recurso de la música sinfónica orquestada a la manera clásica para otorgar dramatismo a las imágenes presentadas. Es decir, como en las películas de Hollywood, la función sonora de la música es utilizada como herramienta para:

  • Duplicar la sensibilidad del espectador.
  • Remarcar con ritmos y armonías aspectos de la imagen que por sí solos no causarían el mismo impacto en la audiencia.
  • Conectar escenas de diferentes contextos para homogeneizar el mensaje, haciendo más estable la transición de las imágenes.
  • Ir modificando el ánimo de la audiencia a través del cortometraje para que, al asociarse con la imagen, pueda intentar crearse una conclusión de forma inducida en la mente del espectador. Tal conclusión esperada por los productores del filme.

El cortometraje llamado «Homenaje al Comandante Supremo Hugo Chávez» se desenvuelve en una atmósfera de misterio desde el primer segundo ubicándose en una categoría de solemnidad y sacralidad que persigue la exaltación de la imagen de Chávez, destacando su carismática personalidad durante toda la secuencia, teniendo como tema principal el ideal de un destino mesiánico que debía cumplirse.

Las escenas del filme muestran, principalmente, un concierto de una orquesta sinfónica juvenil que interpreta una magna obra de cuatro movimientos, alegóricos a la historia política nacional, comenzando por «El Pacto de Punto Fijo» cuyas armonías y melodías desarrollan temas musicales en tonalidades menores, destacándose las notas largas en los bajos con texturas sonoras muy ásperas producidas por los contrabajos y trombones al unísono, especialmente para crear tensión al ser asociadas con las imágenes históricas de la política que va desde los años sesenta hasta los noventa. La tonalidad de la música cambia repentinamente a mayor cuando aparece la figura de Chávez en los hechos del 4 de febrero de 1992, la orquestación se vuelve más brillante, aparecen las trompetas en la orquestación.

El segundo movimiento «La Construcción», es interpretado de una manera más informal por los ejecutantes, éstos se despojan de sus corbatas para quedar sólo en camisas. Se interpreta una versión orquestada predominando las maderas de la orquesta (flautas, clarinetes y oboes) elementos que le dan frescura a la música y una sensación de libertad, que se interrumpe súbitamente por una línea marcial tocada por la trompeta y al fondo se ven imágenes de los trágicos hechos del 11 de abril de 2002.

El tercer movimiento, «La Revolución», comienza con un allegro a cargo de las cuerdas (violines, violas, cellos y contrabajos) donde se van incorporando los demás instrumentos sinfónicos para incorporar los instrumentos nacionales, cuatro, bandola, arpa y maracas en la orquestación clásica. En la imagen vemos como parte de la interpretación musical a los miembros del sistema de orquestas juveniles e infantiles con su uniforme tricolor, otorgando un carácter nacionalista a la escena.

Se aprecian imágenes de archivo de Hugo Chávez de sus apariciones más destacadas y recordadas, quien aparece también junto a Nicolás Maduro en sus quehaceres políticos. Este tipo de imágenes pretenden reafirmar el aval moral de Chávez hacia Maduro, puede crear una sensación de sucesión política basada en la técnica publicitaria del endorsement político.

Para finalizar, sólo se ve en las partituras (score) las palabras «Sigamos Unidos» como título del cuarto movimiento, el que está próximo a interpretarse pero que deja en suspenso a la audiencia, una metáfora para plantear lo mucho que queda por hacer en el país.

Las imágenes de archivo con su sonido original se superponen a la música, quedando ésta en plano de fondo que acompaña la acción de la escena, la que otorga fuerza, ansiedad, dramatismo o alegría en distintos puntos del filme.

Esta pieza audiovisual realizada para televisión, indudablemente exalta la figura del fallecido presidente Hugo Chávez resaltando aún más sus atributos de liderazgo a través de los efectos que puede producir la música en un filme. Igualmente, se deplora la historia política anterior a Chávez al comienzo del filme, remarcando intencionalmente la ansiedad o la angustia que puede producir ese tipo de composición en tonalidad menor de la música al acompañar las imágenes.

Existe indudablemente una falta de equilibrio en la historia que relata el cortometraje, porque sin lugar a dudas antes del gobierno de Chávez no todo fue tan malo y durante el mandato de éste tampoco todo fue tan bueno. Siempre existirán en Venezuela retos que superar para seguir mejorando, esa ha sido siempre la esencia de la historia de los países democráticos. Es decir, a pesar de las crisis sociales y políticas que ha tenido Venezuela a lo largo de su historia, el desarrollo del país no comenzó precisamente con el gobierno de Chávez.

La exaltación de las virtudes y la imagen del presidente Chávez y de su gobierno de manera tan épica escapa de la realidad actual y más aún con la herencia económica que padece Venezuela después de su fallecimiento. Eso significa que más que un «homenaje» al fallecido presidente, es una pieza de propaganda política utilizada para mantener vivo su recuerdo y continuar el mito entre sus seguidores, que pueda servir de conexión emocional con el actual gobierno para minimizar el impacto social de sus errores y justificar el sacrificio de los simpatizantes. Por eso es que la difusión masiva a través de la cadena nacional es tan importante y, a la larga, tan efectiva.

A continuación: «Homenaje al Comandante Supremo Hugo Chávez»

La música como fruto de procesos de cambios políticos y reivindicación social

La música ha sido parte protagónica e inspiradora de los procesos sociales y políticos de las sociedades a través de la historia, ha sido una de las formas de canalizar la voz de protesta que le puede gritar a una cultura invasora que aún se está de pie con la dignidad intacta. Muchos han sido los momentos de la historia en que la música ha mantenido el espíritu vivo a pesar de las adversidades, como lo fue el caso de la música sinfónica en la Rusia estalinista; la música del joven Dmitri Shostakovich, expresaba una crítica de modo patético y dramático sobre las atrocidades del régimen con un estilo único sobre tonalidades menores y disonancias estridentes. En ese mismo tiempo, grupos de resistencia armados en la Europa ocupada por los nazis cantaban la «Canción del Partisano» como himno a la dignidad humana que, a la vez, los alentaba y les otorgaba fuerza moral. Asimismo, en una época anterior, Frédéric Chopin, quien estuvo desterrado de su amada Polonia, paso su vida en Paris dando renombre a su país a través de sus extraordinarias composiciones pianísticas, enalteciéndolo y creando una consciencia nacional de resistencia contra los invasores. Ludwig van Beethoven supo representar en la única ópera que escribió, Fidelio, el tema del amor de una mujer, Leonora, quien pasándose por hombre y transgrediendo todas las normas de su época, logra burlar la opresión militar para salvar a su marido de la muerte, Florestan, luego de ser encarcelado por razones políticas. Esta ópera levanto muchas críticas y tensiones políticas en la Viena de principios del siglo XIX que estaba ocupada por la milicia francesa.

En este orden de ideas, en América Latina de principios del siglo XX, se impulsaron diversas corrientes nacionalistas en muchos países de la región, que formaron distintas revoluciones intelectuales con el firme propósito de reivindicar a sus sociedades a través de movimientos culturales, políticos, económicos y laborales, para reafirmar la dignidad, la identidad y el gentilicio. Además de líderes políticos, los artistas plásticos, escritores y pensadores contribuyeron grandemente en estos procesos de cambio. De esa misma manera ocurrió en el arte de la música. Talentosos compositores latinoamericanos con sólida formación académica y con fuerte compromiso nacionalista, miraron más allá de las formas musicales tradicionales europeas, siendo aquéllos inspirados por grandes maestros como Béla Bartók, Maurice Ravel, George Enescu o Aram Kachaturian, crearon diferentes corrientes musicológicas de composición que tenían como meta buscar y encontrar sus leitmotifs dentro de su rica música folklórica, llevando sus creaciones a niveles increíbles, fusionando instrumentos tradicionales autóctonos, percusiones, rítmica, armonías y líneas melódicas con la majestuosidad de la orquesta sinfónica tradicional. Ejemplos como estos se dieron en toda la región hasta nuestros días, destacándose los compositores iniciadores: Moncayo, Revueltas, Ginastera, Heitor Villa-Lobos, Juventino Rosas, Juan Bautista Plaza, entre otros.

En el mes de julio del año 2011, una de las compañías de discos de música clásica más grandes del mundo, Brilliant Classics, con sede en Holanda, junto con la Orquesta Sinfónica de Venezuela (OSV), la más antigua de ese país y de Latinoamérica, me encargaron la grandiosa tarea de realizar un disco que se convertirá en una joya musical en el tiempo. Se trata de un homenaje que contiene obras sinfónicas de siete compositores pertenecientes a esos tiempos de renacimiento intelectual y nacionalismo latinoamericano, como también más recientes, como lo son: José Pablo Moncayo, Silvestre Revueltas, Arturo Márquez, Alberto Ginastera, Oscar Lorenzo Fernández, Yuri Hung  y Aldemaro Romero. Asimismo, ha sido grabado y masterizado con tecnología digital de punta, en audio de altísima resolución que recoge toda la majestuosidad de esta gran orquesta.

Tuve el privilegio de ser el productor general, de grabación y editor de este gran proyecto; y participé en su mezcla junto con uno de los mejores ingenieros de sonido de este lado del mundo, el internacional Rafael Rondón. Asimismo, tuve el gran honor de trabajar al lado de uno de los diez mejores directores de orquesta del mundo, el Maestro Theodore Kuchar, quien otorgó una elegancia especial, una sonoridad y un estilo único a esta magistral grabación, un sonido latinoamericano de talla internacional.

Este disco intitulado «Latin American Classics – Orquesta Sinfónica de Venezuela» salió al mercado mundial en septiembre de 2012 y ya aparece agotado en muchos países. Producción nominada a los premios Latin Grammy 2013 en la categoría de Mejor Álbum Instrumental.

Orquesta Sinfónica de Venezuela / Dirigida por el Maestro Theodore Kuchar

Producción general, edición y mezcla: Justo Morao 

Grabación, edición, mezcla y masterización: Rafael Rondón

Brilliant Classics – Holanda

Ya disponible en iTunes a través de este enlace:
Latin American Classics (2012) – Orquesta Sinfónica de Venezuela

Justo Morao afinando detalles con el Maestro Theodore Kuchar

Justo Morao junto con el ingeniero de sonido Rafael Rondón

Justo Morao y Alejandro Montes de Oca, Presidente de la Orquesta Sinfónica de Venezuela – Julio 2011

Orquesta Sinfónica de Venezuela en plena grabación de «Latin American Classics»

Justo Morao

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La música clásica sobre la imagen propicia una opinión razonada sobre el mensaje electoral

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Este spot electoral muestra una secuencia de escenas del candidato norteamericano a las elecciones del 2012, del partido Republicano, Mitt Romney, que pidiendo a su contrincante del partido Demócrata, Barack Obama, que se disculpe por supuestas agresiones contra él y el pueblo estadounidense, lanza una serie de ataques contra éste, su gobierno y su campaña a la reelección presidencial.

Esto no es nada nuevo en una campaña electoral norteamericana. El ataque entre contrincantes políticos en tiempos de elección se ha dado desde la fundación de ese país. El punto donde se tiene que poner la atención es en las imágenes de todas las contradicciones que el equipo de Obama ha editado para lograr tal efecto. En este caso, la música ha servido como gran unificadora de imágenes, función técnica de la música en el cine y en televisión, que da continuidad y consistencia a toda la secuencia que se desea mostrar.

Asimismo, la instrumentación está conformada por una agrupación de cuerdas clásicas, que le otorga solemnidad y seriedad al mensaje, ejecutando lo que se denomina un ostinato, que es una frase musical repetida indefinidamente y, además, está escrita en una tonalidad menor de tónica – dominante en un ciclo que va creciendo en intensidad hasta que termina el spot. Esto crea tensión inconsciente y dramatismo en la percepción del espectador, igualmente puede propiciar una reflexión razonada sobre el mensaje.

La música clásica en la propaganda política

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La música ha sido una de las expresiones más antiguas del hombre que junto con el lenguaje, han dado forma a la sociedad humana en cuanto a su evolución y desarrollo intelectual. Culturas primitivas han utilizado esta forma de expresión para invocar lo sagrado, para transmitir sus creencias a otras generaciones, para reafirmar las jerarquías del poder de ciertas castas ante un determinado grupo social; y hasta para prepararse para la guerra.

Cuando Hitler gobernó durante la Alemania nazi, la música clásica fue utilizada como una poderosa herramienta de sugestión. Al finalizar un discurso público, el ambiente era impregnado de cantos germánicos nacionalistas como el «Deutschland über alles» que afianzaban el sentimiento de patriotismo y resurgimiento del poder entre sus tropas y demás presentes (Cartier, 1976).

El ministro de propaganda nazi, Goebbels, tomó el control del contenido de la radio en 1933, que al final de ésta década dos tercio de la programación consistía exclusivamente en música (Burleigh, 2005). El contenido ideológico para estimular la participación de la audiencia en actos de masas era alternado con el contenido musical, especialmente composiciones de Wagner y Beethoven.

La práctica de conjugar la música en un ambiente discursivo ya había sido presenciada por Hitler como espectador en su juventud, alrededor de 1920, en mítines de diferentes partidos alemanes: Demócrata, Nacionalista Alemán, Partido Popular Alemán, entre otros. La canción patriótica, en este caso, contiene una carga simbólica que conlleva un ideal de unión e identificación con respecto al movimiento al que se pertenece. En el libro «Mi lucha» escrito por Hitler en 1924, éste sostenía que:

«Los oradores hacían lo posible por levantar aquella pacífica atmósfera (…) Al cabo de tres cuartos de hora, todo el concurso se hallaba en suspenso, como en un éxtasis interrumpido una que otra vez por el ruido que metía uno que se marchaba (…) Terminado el acto, el presidente suplicaba se entonase alguna canción patriótica alemana».

A continuación, se presentan imágenes de la obra maestra del documental propagandístico, «El triunfo de la voluntad» (Triumph des Willens) de 1935, de la cineasta alemana Leni Riefenstahl, propuesta revolucionaria en todas sus técnicas de filmación, postproducción y musicalización; en el cual se utilizaron como scores del filme, la música de Herbert Windt y de Richard Wagner.

Particularmente, muchas de las obras de Wagner fueron inspiradas en historias germánicas antiguas en las que Hitler, tal vez, encontró refugio y consuelo, donde albergaba sus ideales épicos, que posteriormente pudieron inspirar sus manejos en la política. Burleigh (2005) observa al respecto:

«El objetivo de Hitler al irse a Viena era estudiar en la Academia de Bellas Artes. Después de suspender en las pruebas de acceso se quedó en la ciudad, donde gracias al dinero que le enviaba su familia subsistió como pobre ocioso. Contrajo un interés obsesivo por las óperas de Richard Wagner (…) Las obras de Wagner le aportaban un mundo de fantasía heroica marcadamente distinto de la vida que estaba llevando; lo cual hace que resulte sumamente difícil de entender su carrera en las categorías políticas convencionales».

Aquí se escucha: «La Valkiria» de Richard Wagner.

Justo Morao

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