Cancionero Electoral – La nueva tendencia publicitaria en Latinoamérica

Este artículo fue escrito originalmente por Justo Morao para la edición de marzo de 2013 de la revista española de política Sesión de Control 

La canción política ha sido excelente compañera del espíritu social de cambio en momentos históricos de gran importancia, dejando un testimonio invaluable sobre su significado en la cultura humana. Este tipo de expresión se ha manifestado en tiempos de gran tribulación y ha servido para fomentar la unión, dando inspiración compartida en la búsqueda del bien común o en el logro de una causa, como también, esperanza en el anhelo y consuelo en la resignación. La música, como modo de expresión, ha invocado la admiración de un pueblo hacia su líder, ha estado presente en los campos de batalla en medio de conflictos bélicos o ha servido, también, para mantener la moral en alto ante los sacrificios producidos por los desafíos de cada época.

Entre muchos ejemplos, se puede apreciar la Carmagnole o Carmañola Francesa, canción popular anónima de la Revolución Francesa que exaltaba la rebelión, que, junto a otras, bien pudo haber influenciado el estilo de la canción patriótica latinoamericana de finales del siglo XVIII y principios del XIX, entonadas clandestina y públicamente por grupos insurgentes de tendencia independentistas. Muchas de estas piezas musicales fueron de autor anónimo, sin embargo, en Venezuela se destacaron compositores como Lino Gallardo, Juan José Landaeta, José María Isaza, Juan Francisco Meserón, entre muchos otros, que bien apoyaron la causa política y al mismo Libertador Simón Bolívar con sus versos y canciones, a tal punto que algunos serían perseguidos por ello.

Hechos similares ocurrieron en la Guerra Civil Norteamericana, donde este tipo de canción otorgaba entusiasmo, valor y fuerza moral a los soldados y civiles que protagonizaban los sangrientos eventos entre el norte y el sur que buscaban definir el alma de un país entero. Al igual que en Francia y Suramérica, muchas de estas piezas salían espontáneamente de las propias tropas, sin embargo, compositores como Jesse Hutchinson con su “Lincoln and Liberty”, o Julia Ward Howe con “The Battle Hymn of the Republic”, entre otros, honraron el sentimiento popular de aquellos tiempos difíciles.

“Lincoln and Liberty”  por Jesse Hutchinson (1860)

Ya entrado el siglo XX, las canciones partidista y patrióticas fueron utilizadas con el mismo ánimo, pero con propósitos más siniestros. El fascismo y el nazismo entonaron sus cánticos basados en historias antiguas, épicas e ilusorias, para fortalecer la irracionalidad de las tropas bajo su mando, junto con su maquinaria de guerra, antes y después de ir al frente de batalla, donde arrasaban con sus enemigos ideológicos. Asimismo, la resistencia europea, pudo cantar, entre otras tonadas, la “canción del partisano” que representaba un código moral o himno entre los muchos grupos insurgentes en los países ocupados, la cual, al ser escuchada, proporcionaba fuerza espiritual y esperanza para seguir combatiendo contra el gigante militar que les atacaba.

El tiempo de paz transforma la canción patriótica en canción electoral

En el desarrollo de la comunicación política moderna en Norteamérica, a partir de la segunda mitad del siglo XX, las campañas electorales fueron abandonando los mensajes ideológico-partidistas y comenzaron a transitar por el sendero de la exaltación de la imagen política de los candidatos. Este fenómeno fue ocasionado por las contradicciones nacidas entre las nuevas generaciones de votantes que, decepcionados por diferentes periodos de políticas desacertadas y de crisis económica, fueron desligándose de las lealtades partidistas, aferrándose aún más a los temas de campaña como también a las nuevas caras de los candidatos, creando una relación aún más personal con la política.

La incipiente tecnología en las telecomunicaciones del momento ofrecía la posibilidad de reintroducir el tipo de tonada que elevara la emoción del votante en tiempos electorales de una manera más atractiva, por supuesto, en otras condiciones y con la tranquilidad que brindaba el tiempo de paz. El estudio y desarrollo de la eficacia del mensaje publicitario bien pudo tomar la tradición de la canción patriótica y transformar su intención principal en lo que hoy se conoce como jingle electoral, bien musicalizado, cantado y de corta duración, pero que llevara la esencia de un mensaje entusiasta, tal como los primeros compuestos para las campañas de Eisenhower o Kennedy, que exaltaban la personalidad y hacían resonar los nombres de los candidatos. Estos tuvieron como finalidad crear empatía dentro de un sentimiento fraternal y dar sentido de pertenencia entre los votantes hacia la imagen de un líder político, como en tiempos antiguos.

Una vez que se introdujo la manera norteamericana de hacer campañas en Latinoamérica, como fue la del innovador Carlos Andrés Pérez en Venezuela, en 1973, este tipo de herramienta musical publicitaria tomó estilo propio hasta llegar a convertirse en un importante elemento estratégico de imagen electoral. Asimismo, el jingle como herramienta musical, mientras ha ido desapareciendo de la vanguardia publicitaria electoral norteamericana, quedando relegado solamente a música instrumental de fondo de estilo cinematográfico que acompaña el mensaje electoral de radio o la imagen del spot televisivo, en Suramérica, destacándose el hecho que tales sistemas electorales son esencialmente presidencialistas, se ha acentuado tanto la exaltación del candidato a través de la música que la producción de extensos arreglos musicales ha ido sustituyendo a los jingles de corta duración, para ser convertidos en canciones de campaña, siendo parte fundamental de la imagen del candidato de hoy.

En los países latinoamericanos, la música, el ritmo y el verso siempre tuvieron gran relevancia dentro de la cultura y la política, inclusive desde el periodo colonial, pero fue el avance de los medios de comunicación y el desarrollo publicitario electoral norteamericano más reciente el que marcó el nuevo rumbo e hizo renacer tal tradición musical con matices más modernos y estimulantes en formato de canciones de campaña. Tales piezas pueden potenciar el carisma del candidato, reforzar su mensaje y rejuvenecer su imagen.

Canciones de Campaña de Candidatos Latinoamericanos de los últimos años.

Frente Amplio Progresista – José Pepe Mujica (Uruguay)

Soy Chávez de Corazón – Hugo Chávez (Venezuela)

Hay un camino – Henrique Capriles Radonski (Venezuela)

Ya tenemos Presidente, tenemos a Rafael – Rafael Correa (Ecuador)

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