El 22 de marzo de 2013, el candidato presidencial venezolano Nicolás Maduro, quién constitucionalmente quedó encargado luego del fallecimiento del Presidente Hugo Chávez, anuncia su canción de campaña como parte de su imagen política en la estrategia publicitaria de menos de treinta días antes de los comicios.
Como es público y notorio, el candidato Maduro ha basado su fugaz campaña en una imagen que no es la suya propia, es decir, ha tomado «prestada» la imagen del difunto Presidente Chávez en una especie de endorsement publicitario póstumo, que lo impulsa de una manera contundente a nivel mediático.
A pocos días de la muerte del Presidente Chávez, la estrategia pretende conectar y capitalizar el voto oficialista a través del estado emocional de la nostalgia y la melancolía causada por el dolor y la ausencia del líder oficialista entre sus simpatizantes. Esto debido a una orden expresa que el mismo Chávez dio a su militancia en caso de falta física en diciembre de 2012, recomendando a Maduro para el cargo presidencial.
Asimismo, la publicidad de Maduro ha estado fundamentada en la reiteración tanto de la imagen visual de Chávez en toda la gráfica del nuevo candidato, como también en el aspecto sonoro al incluir la voz del fallecido presidente, mensaje y versos finales, en una canción de campaña compuesta por Hany Kauam, Omar Enrique y Los Cadillacs con la finalidad de amarrar el sentimiento de pérdida y hacerlo perpetuo, obteniéndose así ventajas y ganancias electorales.
La nueva canción electoral contiene elementos ya escuchados en los spots de campaña de Hugo Chávez en el 2012, es decir, podría decirse que son variaciones temáticas que contiene los estilos del reggae de «Soy Chávez de Corazón» y el sabor urbano de «Chavez Corazón del Pueblo», ambas fusionadas en una sola pieza. Tiene el mismo estilo de sonido en la percusión y metales, trompetas, saxos, trombones. Igualmente, el mismo tipo de verso y estribillo, con la única diferencia que se incluyeron las últimas palabras pronunciadas públicamente por el difunto Presidente Chávez, lo cual causa gran impacto sobre la audiencia. Esta estrategia logra dar una continuidad, es decir, es una campaña electoral prolongada de Hugo Chávez después de su muerte, hecho único en tiempos de aparente democracia en Venezuela, que deja a Maduro afuera como un simple cobrador o representante a la espera de una sucesión ficticia.
A continuación se observa la Canción Electoral de Maduro y luego los spots de Chávez, para que puedan ser comparados.
Justo Morao
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