Spots televisivos que han conmocionado la opinión pública mexicana a las puertas de sus comicios electorales del 2012. Se trata de superproducciones de gran espectacularidad donde los niños toman papeles de adultos para criticar los problemas sociales, económicos y morales que aquejan a esa gran nación.
Especialistas de opinión de ese país comentan que son creaciones que salen del ámbito legal y electoral, que se trata de guerra sucia electoral de gran impacto, que pretende chantajear sentimentalmente a la gran masa electoral para crear un clima de críticas sobre problemas cotidianos imprevisibles e incontrolables en toda sociedad, para resaltar la incapacidad de algunos mandatarios y hasta para fomentar la abstención de algunos sectores. Otros grupos los ven como generadores de consciencia social, de lo que se debe prevenir para el futuro de la nación, es decir, estos spots de ficción reflejan con cruda y dramática frialdad, llena de representación simbólica, lo que nadie desearía para sus hijos argumentando que no apoyan a ningún político ni causa partidista, sino más bien, es un grito de la sociedad civil organizada que está harta del mal manejo de las políticas públicas que han degenerado en violencia y corrupción. Entre estás iniciativas de asociaciones civiles se encuentra «Nuestro México del Futuro»
¿Será que esta forma dramática de reclamar espacios en una sociedad agobiada de problemas, como tantas en latinoamérica, es correcta? – ¿Será que sólo los que hacen política formal son los únicos que tienen derecho a expresarse como quieran y son los únicos que pueden atacar a sus contrincantes electorales?
Muy aparte de las excelentes imágenes y sonoridad de estos spots, de los niños super actores que aparecen en ellos y los grupos de interés detrás de estas «mini-megaproducciones», el mensaje de crítica social para el cambio posible prevalece y sigue siendo contundente.
Al apreciar estos spots, usted mismo tendrá su propia opinón.
Quisiera agradecer enormemente al periodista Alexis Correia por la entrevista y al fotógrafo Samuel Hurtado, por el reportaje que se publicó en el diario El Nacional en su edición del Mayo 5 de 2012.
Adelante – Forward – Es un motivador spot electoral de corte informativo/documental. Este muestra cifras y gráficos muy fáciles de entender, donde reitera que cuando el candidato,Barack Obama, del partido Demócrata, llegó a la presidencia de Estados Unidos en 2008, ya existían 4.400.000 desempleados debido a la mala gestión de la anterior administración. Esta palabras introductorias son escuchadas con un fondo musical repetitivo en una tonalidad menor que acompaña al narrador y la curva de la imagen.
En esta introducción apreciamos lo que en música popular se llama cliché, que según Kawakami (1975) en su texto de técnicas de arreglo popular de la Yamaha Music Fundation, «es una técnica que consiste en colorear armónicamente un acorde, alterando una nota del mismo, sin cambiar su función básica. Esta es una técnica muy común de arreglo.» Este tono menor con el cliché descendente potencia la sensación de incertidumbre hasta escucharse lejano. Luego hay un efecto sonoro de golpe, para separar el segmento sonoro anterior con el próximo.
Luego de esta pausa, con todo el discurso de Barack Obama, la voz en offy todas las imágenes, se escuchará un fondo musical con una característica especial. Aunque la tonalidad de este nuevo segmento del spot es menor, ésta no denota tristeza, ni desesperación, ni incertidumbre, como suele suceder con estos tonos, sino reflexión e impulso. Este tipo de progresiones armónicas son muy interesantes por ser no tradicionales y son utilizadas mayormente en el jazz, rock pesado, rock sinfónico y progresivo, es decir, se adaptan a muchos estilos modernos y son muy versátiles para orquestar, puesto que, si nos fijamos bien en el spot, comienza con unas cuerdas clásicas hasta ir suavizándose hacia un rock progresivo, la instrumentación va variando a través del spot pero la armonía queda intacta, es decir, esto es utilizado para dar cohesión a todo el discurso, las ideas y las palabras del spot. Muchas imágenes, colores y palabras que tienen un hilo conductor llevado por la música hacia la idea de que todo va hacia una meta definida y se verá el logro.
Tal progresión está representada, en los grados de la escala, de esta forma: Im – bIII – bVII – IV, la cual se va repitiendo indefinidamente. Canciones como «Hold On«, del legendario grupo de rock «Yes» utilizan esta clase de progresiones, con un tempo más rápido, por supuesto, pero exacto en la armonía. Este tipo de música, progresiva y moderna, denota potencia, fuerza; y su facilidad para orquestar no lo hace monótono al oído al ser repetido durante la primera mitad del spot.
En la segunda mitad del spot se presenta un ostinato rítmico que causa tensión al espectador cuando se muestran los comentarios negativos de los Republicanos sobre la gestión del presidente Obama. Cuando comienza de nuevo la información gubernamental sobre el esfuerzo de la lucha contra el terrorismo, comienza la misma progresión de rock ya utilizada. Este diálogo musical que define lo negativo y lo positivo de la imagen se convierte en lo que llama en idioma inglés, un Q & A (question and answer), pregunta y respuesta.
Para terminar, el verdadero mensaje del spot, los issues de campaña y los logros de la gestión de Obama se aprecian escritos y la música cambia radicalmente. Ahora es un pop-rock de tonalidad mayor, de progresión fácil y sencilla, Tónica y Sub-dominante, I – IV, una cadencia plagal, que denota optimismo, alegría, esperanza. Este fondo musical transmite mucha seguridad.
En mi opinión, este es un gran spot electoral, muy bien concebido para contrarrestar los comentarios negativos de los oponentes y potencia los logros de la gestión personal y de gobierno para alcanzar la reelección.
El «canto de ordeño» representa para el criador de ganado del llano venezolano, un ritual muy especial. Es el canto del peón de hacienda, del obrero del campo, madrugador y solitario, que se dirige a la faena diaria mucho antes de que salga el sol y que ya en posición, con ubre en mano, canta para sí mismo y para la vaca que ordeña, versos improvisados que crean una atmósfera de paz y sentimiento por su trabajo y por el valor que representa el paisaje que lo rodea. Es un lamento lejano, esperanzador, de amor y a veces de resignación. Entre los grandes exponentes de esta poesía musical se encuentra el autor de «Caballo Viejo«, el gran arista venezolano Simón Díaz, autor y compositor internacional, ganador del premio Grammy en reconocimiento a toda una vida de triunfos musicales.
Este estilo musical folklórico de improvisación, que sale del alma campesina, ha sido utilizado como cortina musical en una serie de spots televisivos donde la figura presidencial es exaltada en su imagen, los cuales se muestran reiteradamente por diversas televisoras estatales. Es incontable la frecuencia con que se han transmitido diariamente desde el mes de abril de 2012 y no pertenece a ningún tipo de publicidad institucional y propaganda gubernamental. Estas últimas están referidas a la información que se imparte a los ciudadanos sobre las instituciones públicas, sus funciones y sobre su gestión, así como también para mostrar los logros del gobierno en el ejercicio del poder.
Esta serie de spots distan mucho de tales pretensiones institucionales o gubernamentales. Es decir, funcionan como refuerzo de imagen personal, cuya trama se desarrolla y se conecta con ambiente rurales, casas, personas humildes y muchos niños, que tratan de ser relacionados con el presidente venezolano Hugo Chávez. Junto con las imágenes, la música que las acompaña se escucha como una declaración de amor, alabanza y agradecimiento. Tales melodías son interpretadas por grandes voces de la música venezolana, reconocibles por todos, como son los cantantes Francisco Pacheco, fundador y antiguo integrante del muy popular grupo «Un Solo Pueblo«, cuyos temas, muchos de la autoría del insigne folclorista Jesús Rosas Marcano, se anidaron para siempre en el corazón del venezolano y, por otra parte, la dulce voz de Amaranta Pérez, joven y talentosa cantante que ocupa los nuevos territorios de la música experimental venezolana.
En estos spots se escucha el canto de ordeño, una improvisación sobre el amor agradecido que se expresa al presidente Chávez, que lo exalta con palabras de admiración y subordinación. Estos versos de los diferentes spots, son cantados sobre la misma progresión armónica, sencilla y repetitiva, ejecutada por un cuatro, muy representativo instrumento nacional, con un acorde por compás: tónica menor – subdominante menor – dominante; y finaliza con la tónica menor (con la tensión novena que ofrece un sonido más dramático).
Los efectos de estos spots en el espectador podrían ser:
La voces reconocibles de los cantantes crean una empatía inconsciente entre el espectador y la imagen vista. Cada espectador se identificará con la voz masculina o femenina de los diferentes spots, en una especie de voz de la consciencia o voz interna.
El lema final en los spots, «Corazón Venezolano«, tienen la idea de involucrar y unificar el sentimiento entre todos los espectadores.
Ya que esta clase de publicidad no pertenece ni a la institucional ni a la propaganda gubernamental, se infiere entonces que tiene fines netamente personales y electorales; utilizando los medios y recursos estatales.
Este tipo de publicidad trata de crear un aura de héroe victorioso surgido de las entrañas del país, el estilo musical así lo sugiere a través de la función física de locación utilizada en música para filmes, además que la melodía es acompañada por el primer instrumento folklórico nacional, el cuatro.
La pretensión de las imágenes junto con la música es transmitir una ilusión de lejanía, una metáfora de añoranza, que más que tratarse de un presidente escogido corrientemente a través de una elección popular, es convertir al personaje en una especie de leyenda, el «Cid Campeador Criollo», un promotor de una gesta épica con aires independentistas.
Aquí se muestra la serie «Corazón Venezolano«, spots electorales fuera del tiempo oficial de campaña de Hugo Chávez.
El equipo de campaña de François Hollande, candidato socialista que se enfrenta a Nicolas Sarkozy en las elecciones francesas de 2012, ha transmitido por la televisión de ese país, un spot electoral en que se aprecia al candidato Hollande, muchas veces tildado de aburrido y poco sonriente, en un vagón de metro, compartiendo con la gente en la calle e incentivando el voto mayormente entre los jóvenes y minorías étnicas.
En tal spot se ha utilizado como fondo musical un «hip-hop» intitulado «Niggas in Paris» (Negros en Paris), éxito de ventas del norteamericano y ganador del Grammy Award como productor y cantante en su género, Jay-Z, considerado el mejor en el género hip-hop y rap, con colaboraciones de Kanye West. Este tema musical esta incluido en el polémico álbum Watch The Throne de2011.
Lo curioso de este asunto es que siendo una canción tan polémica cantada en idioma inglés, este spot llegó a posicionarse entre este gran segmento del electorado, de lo cual se puede inferir que la música popular de ritmos actuales puede suavizar la imagen del candidato y llevarlo a niveles de empatía con su electorado, más aún la música con que se identifican las minorías étnicas. En este sentido, la misma experiencia la tuvo Barack Obama en la campaña de 2008 con el productor Will.I.Am, quien musicalizó el tema «Yes We Can» de estilo Soul a partir de un discurso de dicho candidato. La diferencia radica en que esa sí fue una producción original y dedicada enteramente para la campaña de ese entonces.
Quisiera agradecer al diario venezolano Últimas Noticas en la persona de la periodista Blanca González, por la entrevista realizada para el artículo: «Votantes rechazaron propuesta de viejos partidos», en ocasión al triunfo del ahora candidato Henrique Capriles Radonski en el histórico evento de las Elecciones Primarias del 12 de febrero de 2012.
Es impactante saber que en Venezuela, en tiempo de elecciones, se puede notar un gran número de candidaturas inscritas con el único y definido propósito de llegar a la Presidencia de la República. A través de la historia contemporánea venezolana se han visto esfuerzos desaforados y sostenidos por diversos candidatos para llegar a la cima del poder, es decir, presionan dentro de sus partidos o se insobordinan a la disciplina de éstos y crean unos nuevos, hacen o deshacen alianzas, compiten contra sus antiguos amigos, se hacen amigos de sus antiguos enemigos y, sin ir más lejos, realizan todas las posibles combinaciones que la aritmética del transfuguismo y del oportunismo puedan dar para sobrevivir y brillar en este complicado mundo que llamamos “política”. Lo que más importa, pues, es llegar a la cúspide más deseada: “La Silla Presidencial”.
Lo dicho anteriormente no se refiere sólo a una práctica local, sino que se realiza en todos las naciones occidentales que poseen sistemas electorales “democráticos”, donde exista por lo menos la posibilidad de competir con reglas claras y con un arbitro legalmente constituido e imparcial; cosa que en países autoritarios o totalitarios no se podría lograr. También hay que mencionar que los sistemas democráticos europeos, más depurados y conscientes que el nuestro, la responsabilidad de ser candidato electoral no se toma tan a la ligera, sino que en ocasiones existen muchos requisitos de formación personal, de historial laboral y de gestión, que presionan tanto a los postulados que, a veces, la tarea de candidato se convierte en una carga muy pesada y, al ser triunfador comicial, presupone grandes consecuencias judiciales, patrimoniales y morales ante una sociedad responsable y acostumbrada a que todo funcione correctamente.
En Venezuela, los únicos requisitos para postularse como candidato presidencial están contemplados en la Constitución Nacional y regulados por la Ley Orgánica de Procesos Electorales, donde sólo se necesita ser venezolano por nacimiento, mayor de treinta años de edad, de estado seglar y no haber sido condenado mediante sentencia firme, es decir, estos requisitos ni siquiera exigen el saber leer y escribir. Se diría entonces que, llenando los requisitos de ley, es relativamente fácil ser candidato para optar por un cargo público, incluyendo la Presidencia de la República. La cuestión está en preguntarse: ¿Por qué alguien tiene ese deseo tan intenso de ser presidente en Venezuela? Existe una lista enorme de “precandidatos presidenciales”, es decir, ciudadanos inscritos para participar en una elección interna, las llamadas “primarias”, para obtener a un postulado que represente a los partidos de oposición en una candidatura unitaria, todo esto con el fin de no dividir el voto de la oposición en una contienda electoral contra el único candidato de gobierno por la reelección, el presidente Hugo Chávez, en el proceso electoral venezolano de 2012.
Lo que llama la atención es que para tales “elecciones primarias” se han postulado una serie de candidatos inimaginables: novatos de poca experiencia, políticos de carrera que vivieron los inicios de la democracia en el país y, por otra parte, jóvenes de gran carisma, todos con más o menos experiencia en asuntos políticos. Está claro que este mecanismo de escogencia perfecciona la democracia venezolana, pero me he preguntado si con la importancia histórica que representan los próximos comicios 2012 para el país, todos ellos tendrán claro su aporte como candidato y como presidente si fuera el caso, o sólo han considerado pretensiones más oscuras e individualistas. Pienso que muchos de ellos no tendrían bien definida una respuesta a la obligatoria pregunta que corresponde a sus anhelos, sin caer primero en los clichés habituales, es decir, cómo se puede responder de manera convincente una pregunta tan crucial que convenza a un electorado ávido de cambios sociales y estructurales; y que a nivel de imagen favorezca a sus deseos electorales: ¿Por qué quiero yo ser Presidente?
Existe una anécdota muy famosa que ocurrió en Estados Unidos, en la cual el Partido Demócrata estaba escogiendo a su candidato mediante elecciones internas, en sus primarias, para enfrentarse al republicano Ronald Reagan en las elecciones presidenciales de 1980. El favorito de todos los Demócratas era el muy estimado y respetado Edward “Ted” Kennedy, senador por Massachusetts, que sobresalía en popularidad y carisma al titular de la candidatura por la reelección presidencial, James “Jimmy” Carter.
Inesperadamente, en una importante entrevista televisiva a través de la cadena CBS que le hiciera un famoso periodista norteamericano, Roger Mudd, días antes a dicha definitoria, todo cambiaría. Lo increíble del caso fue que el periodista, después de haber mostrado y comentado la impecable carrera política del senador Kennedy, una gran oportunidad para promocionar su imagen, al preguntarle: ¿Por qué quiere usted ser Presidente? Éste se quedo perplejo, titubeó, contestó frases dispersas y mal elaboradas, es decir, la duda y la pobre preparación para la entrevista dejó ver una carencia en sus propósitos, en sus planes; una debilidad, un efecto desfavorable en su imagen que la audiencia captó inmediatamente y que consideró enormemente al momento de apoyarlo como candidato presidencial. Se podría pensar que tal suceso permitió que la impopularidad de Carter generalizada en el electorado estadounidense, diera el triunfo de Reagan.
Se muestra la famosa entrevista que dio origen a la derrota de Ted Kennedy a la candidatura Demócrata para la elección de 1980 y, por ende, la derrota de su partido en esa oportunidad.
En los difíciles momentos que atraviesa Venezuela, con un clima electoral que promete calentarse poco a poco hasta finales del año 2012, a través de un proceso de elecciones primarias entre los diferentes partidos de oposición que escogerán a un candidato unitario que finalmente se enfrentará, en unos comicios presidenciales, al único contrincante del lado del gobierno, el actual presidente Hugo Chávez, es cuando se necesita más creatividad publicitaria y comunicacional para generar el mayor interés en el electorado.
El actual votante venezolano, cuya preferencia tienda a ser de oposición, busca entre los postulados a dichas primarias un vestigio de credibilidad y cambio. Sabemos que los spots o cuñas electorales funcionan como medios idóneos para transmitir información acerca del candidato, del partido o movimiento a que pertenece o de los temas de interés (issues), pero tan importante es ello como el estilo y el diseño de la comunicación.
Han pasado más veinte años de la candidatura del Dr. Eduardo Fernández por el partido venezolano Social Cristiano Copei, en el año 1988. Nadie podría señalarlo o criticar su estupenda e intachable carrera, además de ser uno de los pocos venezolanos que se mantiene con un alto grado de honorabilidad y respetabilidad en el difícil terreno de la política venezolana, asimismo, nadie podría dudar de su alta capacidad de respuesta en caso de asumir un puesto tan importante como la representación de una candidatura unitaria. Sin embargo, la imagen con que presenta su propuesta tiende a ser reincidente en el estilo de aquellos años ochenta, muy lejos de lo que sus intenciones de cambio y modernidad quieran transmitir.
Su nueva serie de spots: «ya es hora», todas dentro de un mismo estilo, muestran al público diferentes mensajes de tipo reflexivo, aunque dispersos y ambiguos, con palabras repetitivas y dentro de una imagen de ejecutivo de oficina con una biblioteca de fondo que ya hemos visto en el pasado, elementos no muy populares para el elector común. El spot contiene elementos positivos de excelente calidad como una imagen discursiva directa de plano cercano, también se sustituye la música de fondo por el silencio mientras se dirige a la audiencia, elemento muy importante para obtener la atención del espectador, sin embargo, el único elemento resonante que se ha dejado es un logotipo musical al final del spot que evoca una estrofa instrumental de nuestro «Gloria al Bravo Pueblo», es decir, el mensaje importante no se quedará en la memoria del espectador. Asimismo, el elemento desfavorable del spot ha sido que se muestra y se mantiene la misma imagen pasiva de ejecutivo de oficina que lo perjudicó tanto en el pasado de la cual se han cuidado sus otros contendores en esta nueva elección, inclusive sus contemporáneos, que por su parte han dado giros extraordinarios proyectando imágenes de agilidad y dinamismo como líderes políticos.
Aquí se muestra un ejemplo visual, un spot reciente de 2011 y otro del año 1988, sobre lo que se ha dicho acerca de la reincidencia en un mismo estilo de mensaje que pretende transmitir algo diferente y novedoso, que difícilmente genera confianza en la audiencia. Una buena recomendación es no repetir en los spots electorales elementos que puedan resultar desfavorables a la imagen, tanto visuales como sonoros, que estuvieron presentes en una campaña antigua y que puedan ser asociados al mensaje de un mismo candidato en una nueva campaña.