La música compuesta por el General José Antonio Páez


En la historia independentista venezolana, es conocido que el General José Antonio Páez jugó un papel protagónico en su triunfal desenlace. Este hombre recio, con temple y carácter poderoso, apoyó al Libertador Simón Bolívar en sus enfrentamientos más sangrientos contra el imperio español con gran lealtad e inteligencia estratégica militar.

Un humilde niño nacido en el campo que de adolescente se hizo peón de hacienda y más tarde comerciante de ganado, eso a su vez lo llevó a introducirse en la milicia, montoneras de la época, de la mano de su mentor y antiguo patrono Don Manuel Antonio Pulido. Desde allí, sus destacadas acciones militares, como el famoso grito «Vuelvan Caras» que dio el triunfo inesperado en la batalla de las Queseras del Medio, o su gran muestra de valentía en la Batalla de Carabobo, la cual define la independencia de Venezuela.

¿Quién podría imaginar que detrás de ese guerrero ecuestre, una figura heroica militar, que llegó a ser el primer Presidente Constitucional de Venezuela en tiempos tan volátiles, se refugiara una gran sensibilidad artística que saldría a flote en sus años de retiro?

Fue sabido que el General Páez le llamaba mucho la atención la música, el violín, el piano y el violoncello, y hacía aprender y cantar a sus tropas canciones independentistas para el campo de batalla.

En la mitad del pasado siglo XX y de manera maravillosa, se encontró nueva información acerca del General Páez procedente de la República Argentina, la exitencia de un «Cuaderno de Música de José Antonio Páez». Tales manuescritos fueron descubiertos por un diplomático venezolano que prestaba servicio en Buenos Aires en esos tiempos, quien a través de una publicación biográfica y de anécdotas personales sobre el General Páez escrito por el historiador Adolfo Carranza, fundador y primer Director del Museo Histórico Nacional de Argentina, pudo conocerse que el General le había dejado a este historiador en su infancia, un cancionero de piezas musicales inéditas de su autoría, que hoy aún permanecen en dicho Museo. Dicho historiador y periodista era hijo de Don Pedro Carranza, un rico comerciante y gran amigo del prócer venezolano.

Páez alrededor de sus ochenta años de edad visitando Argentina por algunos negocios ganaderos, sería huésped frecuente de esta acaudalada familia con la que mantendría una gran amistad y mucha empatía con los siete hijos de la casa, a quienes escribiría y dedicaría piezas musicales, canciones al niño Adolfo y a su hermana la niña María Eugenia, además de pasar momentos agradables contando anécdotas de su juventud llanera y de sus audacias militares.

Estas informaciones se han conocido gracias a las recientes investigaciones históricas realizadas por los jóvenes músicos e historiadores venezolanos, los maestro Juan de Dios López Maya y Alfredo Tinoco, quienes con gran esfuerzo han recopilado y orquestado sinfónicamente los manuscritos musicales, que originalmente estaban escritos para canto y piano, para ser ejecutados y grabados, por primera vez, por la prestigiosa Orquesta Sinfónica de Venezuela (OSV), la más antigua de Latinoamérica. Puede decirse que Páez no fue educado en la teoría musical formal, de niño apenas aprendió a leer y a escribir, pero su grandeza humana, su amor y su sensibilidad lo llevó a componer melodías de muy buen gusto; para ello se valió hábilmente de la ayuda del arreglista Charles Lambra en Argentina quien lo asistió en los rudimentos musicales.

Quién pudiera imaginar hasta donde hubiera podido llegar un hombre de esa talla si en su juventud hubiera tenido la oportunidad de estudiar tanto artes militares como teoría musical…

Aquí hago una breve compilación del sencillo pero importante aporte musical de este gran prócer y político venezolano, el General José Antonio Páez, orquestado por los maestros Juan de Dios López Maya y Alfredo Tinoco, ejecutada por la gran Orquesta Sinfónica de Venezuela bajo la batuta del maestro Alfredo Rugeles, cantado por el talentoso tenor lírico Victor López. Esta versión ha sido grabada por la Orquesta Sinfónica de Venezuela con la última tecnología digital para una edición especial del año 2011, como un aporte más a la cultura histórica de nuestro país y el rescate de los valores que nos llenan de orgullo como venezolanos.

Extracto de la música compuesta por el General José Antonio Páez – Interpreta la Orquesta Sinfónica de Venezuela (OSV)

Justo Morao

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Los políticos cantan para llegar al corazón de su audiencia

Es sabido que la música es una de las expresiones más antiguas del hombre, aún más primitiva es la vocal, que según científicos evolucionistas y naturalistas como Darwin y Spencer o el psicólogo experimental Carl Stumpf, trataron de explicar sus orígenes en las inflexiones de la voz, consciente o inconscientemente, como llamados emitidos por algunas especies, incluyendo primates y hombres primitivos antes del nacimiento del lenguaje, dirigidos al sexo opuesto con fines de apareamiento o también como señales de alerta ante cualquier peligro inminente, coincidiendo todos en que es una característica ancestral del ser humano. A través de la evolución, la música se ha convertido en la expresión artística por excelencia. Asimismo, es una expresión que rompe barreras ideológicas e idiomáticas, porque al escuchar a un artista profesional o a un mero aficionado cantar, automáticamente quedamos paralizados y toda nuestra atención se centra en su canto.

Cuando la melodía musical proviene de una figura pública en un acto formal que transmite aspectos políticos, de interés nacional, o para su grupo político, como la alocución del Presidente de una nación, la reacción es de gran sorpresa. En un acto público como tal, nuestras predisposiciones se fijan en aprobar o desaprobar el mensaje, refutar e inclusive ser reacios a los diferentes temas relativos a la política, lo inesperado de una melodía cantada que provenga de tales figuras puede generar algunas reacciones como las siguientes:

  1. En medio de un discurso formal, puede transporta a la audiencia de un estado racional a uno emocional, pudiendo fomentar el ánimo y la euforia del público, como puede suceder también en comunidades religiosas que dependen de un líder.
  2. El líder pude causar sorpresa y empatía con la audiencia. Generalmente se suaviza el impacto de una noticia o declaración con ese gesto de informalidad dentro de la formalidad del acto.
  3. Puede poner al líder en una posición de igualdad y de confianza con sus seguidores o sus detractores, lo convierte en «humano de carne y hueso» al ser capaz de mostrar sus sentimientos, teniendo como idea preconcebida que la música funciona como vehículo para expresar emociones.
  4. Puede fomentar la admiración de los espectadores y podría también otorgar gracia al líder y su discurso, pudiendo perpetuarlo en la memoria de una comunidad.
Algunos ejemplos de líderes políticos que han utilizan este recurso en sus alocuciones públicas.
Barack Obama canta la famosa canción Let`s stay together (Estemos juntos) del cantante de soul Al Green. Asimismo, Hugo Chávez cantando algunas canciones de amor.

Justo Morao

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¿Por qué quiere usted ser Presidente?

Es impactante saber que en Venezuela, en tiempo de elecciones, se puede notar un gran número de candidaturas inscritas con el único y definido propósito de llegar a la Presidencia de la República. A través de la historia contemporánea venezolana se han visto esfuerzos desaforados y sostenidos por diversos candidatos para llegar a la cima del poder, es decir, presionan dentro de sus partidos o se insobordinan a la disciplina de éstos y crean unos nuevos, hacen o deshacen alianzas, compiten contra sus antiguos amigos, se hacen amigos de sus antiguos enemigos y, sin ir más lejos, realizan todas las posibles combinaciones que la aritmética del transfuguismo y del oportunismo puedan dar para sobrevivir y brillar en este complicado mundo que llamamos “política”. Lo que más importa, pues, es llegar a la cúspide más deseada: “La Silla Presidencial”.

Lo dicho anteriormente no se refiere sólo a una práctica local, sino que se realiza en todos las naciones occidentales que poseen sistemas electorales “democráticos”, donde exista por lo menos la posibilidad de competir con reglas claras y con un arbitro legalmente constituido e imparcial; cosa que en países autoritarios o totalitarios no se podría lograr. También hay que mencionar que los sistemas democráticos europeos, más depurados y conscientes que el nuestro, la responsabilidad de ser candidato electoral no se toma tan a la ligera, sino que en ocasiones existen muchos requisitos de formación personal, de historial laboral y de gestión, que presionan tanto a los postulados que, a veces, la tarea de candidato se convierte en una carga muy pesada y, al ser triunfador comicial, presupone grandes consecuencias judiciales, patrimoniales y morales ante una sociedad responsable y acostumbrada a que todo funcione correctamente.

En Venezuela, los únicos requisitos para postularse como candidato presidencial están contemplados en la Constitución Nacional y regulados por la Ley Orgánica de Procesos Electorales, donde sólo se necesita ser venezolano por nacimiento, mayor de treinta años de edad, de estado seglar y no haber sido condenado mediante sentencia firme, es decir, estos requisitos ni siquiera exigen el saber leer y escribir. Se diría entonces que, llenando los requisitos de ley, es relativamente fácil ser candidato para optar por un cargo público, incluyendo la Presidencia de la República. La cuestión está en preguntarse: ¿Por qué alguien tiene ese deseo tan intenso de ser presidente en Venezuela? Existe una lista enorme de “precandidatos presidenciales”, es decir, ciudadanos inscritos para participar en una elección interna, las llamadas “primarias”, para obtener a un postulado que represente a los partidos de oposición en una candidatura unitaria, todo esto con el fin de no dividir el voto de la oposición en una contienda electoral contra el único candidato de gobierno por la reelección, el presidente Hugo Chávez, en el proceso electoral venezolano de 2012.

Lo que llama la atención es que para tales “elecciones primarias” se han postulado una serie de candidatos inimaginables: novatos de poca experiencia, políticos de carrera que vivieron los inicios de la democracia en el país y, por otra parte, jóvenes de gran carisma, todos con más o menos experiencia en asuntos políticos. Está claro que este mecanismo de escogencia perfecciona la democracia venezolana, pero me he preguntado si con la importancia histórica que representan los próximos comicios 2012 para el país, todos ellos tendrán claro su aporte como candidato y como presidente si fuera el caso, o sólo han considerado pretensiones más oscuras e individualistas. Pienso que muchos de ellos no tendrían bien definida una respuesta a la obligatoria pregunta que corresponde a sus anhelos, sin caer primero en los clichés habituales, es decir, cómo se puede responder de manera convincente una pregunta tan crucial que convenza a un electorado ávido de cambios sociales y estructurales; y que a nivel de imagen favorezca a sus deseos electorales: ¿Por qué quiero yo ser Presidente?

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Existe una anécdota muy famosa que ocurrió en Estados Unidos, en la cual el Partido Demócrata estaba escogiendo a su candidato mediante elecciones internas, en sus primarias, para enfrentarse al republicano Ronald Reagan en las elecciones presidenciales de 1980. El favorito de todos los Demócratas era el muy estimado y respetado Edward “Ted” Kennedy, senador por Massachusetts, que sobresalía en popularidad y carisma al titular de la candidatura por la reelección presidencial, James “Jimmy” Carter.

Inesperadamente, en una importante entrevista televisiva a través de la cadena CBS que le hiciera un famoso periodista norteamericano, Roger Mudd, días antes a dicha definitoria, todo cambiaría. Lo increíble del caso fue que el periodista, después de haber mostrado y comentado la impecable carrera política del senador Kennedy, una gran oportunidad para promocionar su imagen, al preguntarle: ¿Por qué quiere usted ser Presidente? Éste se quedo perplejo, titubeó, contestó frases dispersas y mal elaboradas, es decir, la duda y la pobre preparación para la entrevista dejó ver una carencia en sus propósitos, en sus planes; una debilidad, un efecto desfavorable en su imagen que la audiencia captó inmediatamente y que consideró enormemente al momento de apoyarlo como candidato presidencial. Se podría pensar que tal suceso permitió que la impopularidad de Carter generalizada en el electorado estadounidense, diera el triunfo de Reagan.

Se muestra la famosa entrevista que dio origen a la derrota de Ted Kennedy a la candidatura Demócrata para la elección de 1980 y, por ende, la derrota de su partido en esa oportunidad.

Justo Morao

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Reportaje del Diario 2001

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El domingo 30 de enero de 2011, la periodista Johamy Molina Ojeda escribió una excelente reseña sobre el libro «La publicidad electoral en sus dimensiones sonoras» para el Diario 2001. Las fotos del artículo estuvieron a cargo de Alberto Torres Lamprea. Quisiera compartir éste reportaje con todos ustedes. Agradezco mucho a Johamy y Alberto por haber estado presente en el evento.